jueves, 8 de noviembre de 2007

Un pediatra llama a reconstruir una biblioteca escolar en el sur

Rubén Sosa es también infectólogo, y antes llevó a cabo otras doce tareas comunitarias. Con barrileteadas, busca reunir libros. Pide que los dediquen de puño y letra.

Es la historia de dos amigos. Y de una cruzada que quiere involucrar a muchos más, a la distancia. ¿El fin? Reconstruir la biblioteca de una escuela rural en la Patagonia y avanzar en el proyecto de levantar una cruz del sur de la educación: una biblioteca en cada punto cardinal del país.


Detrás de la misión está un hombre, Rubén Sosa. Pediatra e infectólogo, ya tiene sobre sus espaldas otras doce iniciativas solidarias. Cada año, convoca a todos sus pacientes y a sus familias a una barrileteada solidaria en la plaza de Garay y Combate de los Pozos. Y cambia el lema, pero no la esencia: despertar la solidaridad, generar conciencia, sembrar para construir un mundo mejor.


Hasta ahora, chicos y grandes plantaron árboles en terrenos contaminados, ayudaron a abuelos de un geriátrico, se comprometieron a no fumar, aprendieron sobre la prevención del sida, la necesidad de donar los órganos y los riesgos de las drogas, y ayudaron a fundar la biblioteca de una comunidad wichi en Salta.


En esa barrileteada juntaron 10.000 libros, y Sosa pensó en replicar la idea en el este, el oeste y el sur. "Quedó en el olvido, hasta que mi amigo Jorge Faggiano me mandó un mail contándome que un incendio había destruido casi totalmente la escuela rural de Los Antiguos y su biblioteca", cuenta el médico.


Faggiano es un maestro rural. Conoció a Sosa porque ambos comparten una militancia ecologista. Harto de la inseguridad y el apuro de la ciudad, se estableció en Los Antiguos, una localidad de 2.000 habitantes en Santa Cruz. Justo al mismo tiempo en que Sosa partía al norte para entregar la primera biblioteca.


Pero en agosto, el doctor recibió un pedido desesperado: "SOS, se nos quemó una escuela con biblioteca de 6.000 libros". "Comprendí que ciertos destinos son inexorables y que era el momento de volver a empezar: tomar caña, hilo, papel y elevar una nueva utopía para crear en el sur una nueva biblioteca", dice Sosa, usando una metáfora que asocia la iniciativa a los barriletes y la simbología que encierran.


El "Proyecto Fénix" ya lleva juntados 1.500 volúmenes. "Hasta los 6.000 no paro", promete, y pide también por otras necesidades de la escuela, como estanterías y una computadora. Y, la fundamental, la reconstrucción del edificio, todavía pendiente por parte de las autoridades locales. Sosa le suma otra vuelta de tuerca a su "utopía": que cada uno que done un libro lo dedique y escriba sus datos en la primera hoja. "Un niño al que jamás conocerá a lo mejor puede enviarle una carta, y recibir esa bella sensación interna de hacer el bien sin mirar a quien", propone el médico, quien ahora sí parece decido a hacer que la cruz vaya, de a poco, tomando forma.

Fuente: Diario Clarín
http://www.clarin.com/diario/2007/11/05/sociedad/s-03401.htm

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